Hay algo casi mágico en ese aroma de la carne chisporroteando, en las risas que se mezclan en el patio y en la emoción de ver cómo un filete alcanza el punto perfecto. Ha llegado la temporada de barbacoas en el jardín, y hay una verdad que no falla: la parrilla es el escenario, pero los auténticos protagonistas son los accesorios. Estos héroes silenciosos pueden determinar el éxito o el fracaso de toda la experiencia, transformando una simple comida al aire libre en una auténtica obra maestra culinaria… o en un desastre marcado por hamburguesas carbonizadas.
Las verduras han vivido durante mucho tiempo con miedo a la parrilla. ¿Tiras de calabacín? Quemadas por un lado, crudas por el otro. Espárragos? Desaparecidos, resbalando por la parrilla como un testigo engrasado en un relevo olímpico.
Entran en escena las esteras y cestas para asar, los héroes olvidados de la justicia vegetal. Mantienen los alimentos más pequeños en su sitio, evitan las llamaradas y facilitan la limpieza. Incluso las gambas, esas divas resbaladizas, se quedan en su sitio, cocinadas a la perfección sin miedo a ser sacrificadas a los dioses de la parrilla.

Estos son los accesorios para la parrilla Flamula que hacen que la barbacoa sea inclusiva: los amantes de la carne, los pescetarianos y los vegetarianos tienen las mismas oportunidades de disfrutar de la grandeza de la parrilla.
La brocha y el cepillo: para el sabor y la limpieza
Hay algo ritual en rociar las costillas con una brocha empapada en salsa, dejando que el dulzor pegajoso gotee y se caramelice a fuego lento. Es el equivalente en barbacoa a pintar una obra maestra, una pincelada de sabor cada vez.
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